El estudio lo hizo la empresa estadounidense Harris Interactive, con la participación de más de 3100 empleados y más de 2400 jefes.
Aquí, el listado de las excusas más insólitas, publicado por el diario británico The Daily Mail :
1. ¡Jefe, un pollo atacó a mi madre!
2. Estaba jugando bowling... mis dedos se quedaron atrapados dentro de la bola...
3. Me decidí a hacerme un transplante de cabello pero, de pronto, las cosas no salieron como esperaba...
4. Me cansé tanto que me dormí encima de la mesa de trabajo, me dí un golpe en la cabeza y me dañé el cuello...
5. Jefe, no me va a creer, pero en mi casa irrumpieron vacas y tuve que llamar al agente de seguridad...
6. No podré llegar hoy: mi pierna está dentro del tacho de basura...
7. Perdone, pero hoy no me siento demasiado inteligente para trabajar...
8. Tengo que cortar el césped para evitar una demanda de la Asociación de Propietarios de Hogar...
9. Me quemé la boca en una tarta de calabaza...
10. Estaba en un barco en el lago Erie, me quedé sin nafta y la Guardia Costera me arrastró hacia el lado canadiense.
Además, no se recomienda llamar al jefe desde un bar para informar sobre una enfermedad inesperada.
Verdaderas razones. La mayoría de las personas que faltan al trabajo dicen estar enfermos y 70% de los jefes exigen presentar certificados.
Alrededor de 30% de los jefes investigan si realmente sus empleados estaban enfermos.
Otros empleados eran más honestos y francamente reconocían que era hora para descansar o simplemente dormir bien. Sin embargo, más de la mitad de los superiores reconocieron que permiten a sus empleados de vez en cuando faltar al trabajo para que descansen y recuperen sus fuerzas.
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