Por lejos Edith Piaf es una de mis cantantes favoritas, con una voz única al igual que su vida.
Cuando su madre, una cantante callejera, entró en trabajo de parto su padre decidió ir a emborracharse para celebrarlo y desapareció por ahí. La madre tuvo que salir sola para el hospital, al que no llegó, dando a luz a Edith en la calle Belleville nº 72.
Como su madre no podía mantenerla, la dejó a cargo de su abuela materna, quién en vez de darle leche le daba vino con la excusa de que mataba los microbios. Cuando se la entrega a su padre, él estaba a punto de partir para la Primer Guerra Mundial, dejándola a cargo de su abuela paterna que era madama de un prostíbulo. Así, Edith se cría entre prostitutas.
Cantando junto a su padre por las calles de París, a los diecisiete se enamora y luego tiene a su única hija, que morirá a los dos años de edad de meningitis. En 1936 firma un contrato, pero el dueño del cabaret es asesinado por la mafia parisina y vuelve a los cabarets de mala muerte y a la calle. El mismo año, hace su debut en el music-hall, donde el público la comienza a conocer y sus canciones son difundidas por la radio.
En 1944, debuta en el Moulin Rouge, donde conoce a Yves Monard uno de sus amores. En 1945 escribirá La vie en rose, luego de la guerra. Durante 1948 conoce a su amor, el boxeador Marcel Cerdan, quién falleció un año después en un accidente aéreo cuando viajaba de New York a París para verla. Así, ella se convertirá en una adicta a la morfina.
Para 1950 era famosa a nivel internacional y un año después tenía como secretario a Charles Aznavour, presentándose en 1956 en el Carnegie Hall de New York. A sus 46 años, enferma de cáncer y adicta, se casa con Theo Sarapo, un cantante de 26 años. Y un año después fallece.
Esta canción Non, Je ne regrette rien fue creada especialmente para ella, o sea, describiendo su carácter.
Cuando su madre, una cantante callejera, entró en trabajo de parto su padre decidió ir a emborracharse para celebrarlo y desapareció por ahí. La madre tuvo que salir sola para el hospital, al que no llegó, dando a luz a Edith en la calle Belleville nº 72.
Como su madre no podía mantenerla, la dejó a cargo de su abuela materna, quién en vez de darle leche le daba vino con la excusa de que mataba los microbios. Cuando se la entrega a su padre, él estaba a punto de partir para la Primer Guerra Mundial, dejándola a cargo de su abuela paterna que era madama de un prostíbulo. Así, Edith se cría entre prostitutas.
Cantando junto a su padre por las calles de París, a los diecisiete se enamora y luego tiene a su única hija, que morirá a los dos años de edad de meningitis. En 1936 firma un contrato, pero el dueño del cabaret es asesinado por la mafia parisina y vuelve a los cabarets de mala muerte y a la calle. El mismo año, hace su debut en el music-hall, donde el público la comienza a conocer y sus canciones son difundidas por la radio.
En 1944, debuta en el Moulin Rouge, donde conoce a Yves Monard uno de sus amores. En 1945 escribirá La vie en rose, luego de la guerra. Durante 1948 conoce a su amor, el boxeador Marcel Cerdan, quién falleció un año después en un accidente aéreo cuando viajaba de New York a París para verla. Así, ella se convertirá en una adicta a la morfina.
Para 1950 era famosa a nivel internacional y un año después tenía como secretario a Charles Aznavour, presentándose en 1956 en el Carnegie Hall de New York. A sus 46 años, enferma de cáncer y adicta, se casa con Theo Sarapo, un cantante de 26 años. Y un año después fallece.
Esta canción Non, Je ne regrette rien fue creada especialmente para ella, o sea, describiendo su carácter.
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